5 maneras de perseguir la verdadera felicidad

Si entramos en una librería, encontraremos la mayoría de los libros en el pasillo de autoayuda enfocados en aumentar nuestra sensación de felicidad a través de una estrategia u otra. Ahora que lo pienso, hay una gran variedad de libros creados con el único propósito de lograr la felicidad. Desde el éxito financiero y la pérdida de peso hasta la búsqueda de un alma gemela y la decoración como un profesional, todo se trata de ser feliz. ¿Cuántos de nosotros creemos que si perdiéramos esas últimas diez libras estaríamos felices? ¿Qué hay de los sueños de convertirse en ricos independientemente o ganar la lotería como una ruta para finalmente encontrar la felicidad? Aunque hay muchas creencias y expectativas sobre la felicidad, la investigación sugiere algunas buenas noticias (y no tan buenas noticias) para quienes están en constante búsqueda ...

1. Controlamos el 50% de nuestra felicidad

La creencia de que la felicidad es una elección puede ser más un mito que un hecho cuando consideramos que la investigación examina los factores genéticos de la felicidad. Los psicólogos de la Universidad de Edimburgo en colaboración con investigadores del Instituto Queensland en Australia descubrieron que, en promedio, el 50% de la felicidad proviene de nuestras acciones y el resto está relacionado con rasgos de personalidad como la sociabilidad, la escrupulosidad y la falta de ansiedad y preocupación .

Es importante tener en cuenta que el 50 por ciento que podemos controlar está relacionado con nuestras condiciones sociales, culturales y ambientales. Esto significa que si nuestras relaciones y nuestro entorno son negativos, puede que no estemos tan contentos como alguien en un entorno más favorable. Huelga decir que el viejo dicho de "poner el ceño fruncido boca abajo" puede ser más fácil decirlo que hacerlo.

2. Las relaciones son clave en la búsqueda de la felicidad

Todos hemos experimentado ese nivel alto después de disfrutar el tiempo con amigos y familiares. La sensación de conexión con los demás no es solo un sentimiento, sino una reacción fisiológica a estar con las personas que nos importan. Curiosamente, aquellos con un sentido de conexión social con los demás experimentan menos tristeza, depresión, soledad y baja autoestima que aquellos que se sienten aislados.

Desafortunadamente, vivimos en una sociedad donde juntar amigos en Facebook es un lugar común mientras nos quedamos en casa con nuestras pantallas gigantes y sonido envolvente. El voluntariado y la participación grupal son una buena forma de salir de la casa y socializar si vivimos en una ciudad nueva o si hemos perdido nuestra red social. No importa cómo uno se conecta con los demás, existe un vínculo directo entre las relaciones y la felicidad.

3. El dinero no compra felicidad

Para la mayoría de nosotros, la idea de ganar la lotería y pagar nuestras deudas mientras disfrutamos de la libertad financiera que millones de dólares tiene para ofrecer es pura alegría. Desafortunadamente, la literatura sugiere algo un poco diferente (y algo sorprendente). Richard Layard, profesor de economía en la London School of Economics, sugirió que las personas son más felices cuando se satisfacen sus necesidades básicas. Una vez que tenemos nuestro refugio, alimento y otras necesidades psicológicas y fisiológicas básicas atendidas, ganancias financieras adicionales y la acumulación de cosas no aumenta nuestro nivel de felicidad.

El desafío no se ve influido por los mensajes de los medios que impregnan nuestras vidas y nos prometen que encontraremos la felicidad si compramos su producto. Desde un auto nuevo y una casa hasta el bolso caro y las botas de lluvia de la marca, si solo compramos esto, seremos felices. Ahora sabemos que esta falsa creencia de felicidad solo conducirá a la insatisfacción, una sensación de desconexión e incluso depresión a largo plazo.

4. Buscar en el lado positivo puede afectar la salud mental

Para algunos, la idea de pensar positivamente está incrustada en su ADN; desafiar la noción es como decir que no existe Santa Claus. Recientemente, ha habido algunos desafíos a la idea de hacer limonada con limones. Las emociones negativas como la tristeza y la ira tienen un propósito, al igual que las emociones más positivas. Si trabajamos duro para encubrirlos con un poco de pensamiento positivo, es posible que nos estemos perdiendo la información importante que nuestras emociones comparten con nosotros. Al ignorar nuestros sentimientos el tiempo suficiente, podemos comenzar a experimentar depresión y otras preocupaciones de salud mental.

La felicidad no es algo que podamos forzar sobre nosotros mismos, sino algo que resulta de la comprensión de cómo nos sentimos y lo que necesitamos. Al prestar atención a la tristeza, el dolor y otros sentimientos incómodos, seremos más capaces (y probable) de sentir la felicidad y la alegría cuando se trata de nosotros.

5. Los factores de estilo de vida pueden marcar una gran diferencia.

No debería sorprendernos que realizar pequeños cambios en nuestro estilo de vida pueda generar algunos beneficios importantes para nuestro nivel de felicidad. Tan solo 30 minutos de actividad (es decir, caminar) al día pueden aliviar la depresión de leve a moderada y elevar el estado de ánimo y el autoconcepto de cualquier persona (deprimida o no). El sueño es otro factor que hace una gran diferencia. Dormir lo suficiente, en promedio de 7 a 8 horas por noche, aumentará nuestro recuerdo de los recuerdos positivos en comparación con el sueño privado recordando experiencias más negativas.

Pasar tiempo afuera, incluso con 20 minutos de buen tiempo, ha demostrado que no solo aumenta el estado de ánimo positivo, sino que también mejora la memoria de trabajo. Además, también se ha demostrado que el voluntariado aumenta nuestro nivel de felicidad y calidad de vida. Los estudios han demostrado que solo se necesitan dos horas por semana para sentir los efectos de ayudar a los demás. No importa en qué elegimos enfocarnos, hay muchos pequeños cambios que podemos hacer en nuestro estilo de vida que tendrán un efecto positivo en el 50 por ciento de la felicidad sobre la que tenemos control ... ¡y eso no es nada por lo que fruncir el ceño!