12 maneras de determinar un diagnóstico de enfermedad intestinal irritable

Si tiene un trastorno que afecta el extremo inferior de su sistema digestivo, es posible que le hayan diagnosticado una enfermedad conocida como enfermedad inflamatoria intestinal o EII. Por lo general, este diagnóstico se produce después de un examen realizado por un profesional médico que revela inflamación significativa y crónica del intestino grueso, aunque a veces la EII también puede implicar la inflamación de otras partes del tracto digestivo. Hay dos tipos principales de EII, que incluyen la colitis ulcerosa y la enfermedad de Crohn. El primero implica el desarrollo de llagas dolorosas en el intestino grueso y el recto, mientras que el segundo generalmente se refiere a la aparición de una inflamación significativa más allá del simple revestimiento del intestino. Ambas condiciones tienden a causar diarrea, dolor, agotamiento y pueden conducir a la pérdida de peso.

Esto deja a cualquier persona que sienta que puede tener IBD preguntándose cómo los profesionales médicos los examinarán para determinar la naturaleza exacta de su condición. Ahora, echemos un vistazo a las diversas pruebas que los expertos usarán para producir un diagnóstico preciso.

1. Prueba de sangre

Una prueba de sangre es una de las pruebas menos invasivas y, por lo tanto, las más tempranas que realizará un médico para determinar si una persona padece una enfermedad del intestino irritable o EII. Un análisis de sangre puede ayudar con el diagnóstico al mostrar si el paciente tiene anemia, lo que ocurre cuando no hay suficientes glóbulos rojos para pasar suficiente oxígeno a los tejidos del cuerpo.

Si se detecta anemia, esto podría ser un signo de que el paciente padece una forma de enfermedad del intestino irritable. Desafortunadamente, un análisis de sangre no puede revelar inmediatamente la presencia de IBD, lo que significa que se deberán realizar más pruebas. En algunos casos, si no se encuentra la anemia, los expertos médicos pueden dejar de buscar la EII o considerar otras posibilidades.

2. Prueba de sangre oculta en heces

Al igual que una prueba de sangre estándar, la prueba de sangre oculta en heces es una prueba relativamente menos invasiva que puede revelar signos de enfermedad del intestino irritable o EII. En esta prueba, los profesionales médicos buscarán signos de sangre escondida dentro de las heces de un paciente.

En caso de que se encuentre sangre o tejido en las heces del paciente, esto podría ser un signo de la presencia de algún problema que afecte el intestino delgado o el recto. Sin embargo, debido a que hay una variedad de afecciones que pueden producir sangre en las heces, este no es un signo definitivo de EII y es probable que siga otras pruebas.

3. Colonoscopia

A diferencia de la prueba de sangre estándar y la prueba de sangre oculta en heces, la colonoscopia es un procedimiento más invasivo que los médicos suelen utilizar para examinar directamente el intestino delgado y el recto para detectar signos de enfermedad del intestino irritable o EII.

El examen involucra a un médico que usa una cámara larga, estrecha y altamente flexible para examinar el revestimiento intestinal, incluida cualquier inflamación o llagas que afecten ese tejido. El médico también puede usar la colonoscopia para tomar pequeñas muestras de tejido que pueden analizarse para determinar si hay una afección relacionada con la EII.

4. Sigmoidoscopia flexible

Una sigmoidoscopia flexible es similar a la colonoscopia pero en realidad es menos invasiva. Al igual que con la colonoscopia, se utiliza una cámara delgada y flexible para el examen, pero el enfoque se centra principalmente en la parte inferior del intestino delgado, conocido como sigmoide y el recto.

¿Por qué su médico usaría sigmoidoscopia flexible en lugar de una colonoscopia completa? Principalmente porque el intestino delgado está claramente inflamado y es doloroso, lo que podría hacer que una colonoscopia sea demasiado dañina e incómoda para el paciente. Por esta razón, es posible que la sigmoidoscopía flexible se pueda utilizar en casos donde ya se haya realizado un diagnóstico de enfermedad del intestino irritable.

5. Endoscopia superior

La endoscopia superior es, al igual que la colonoscopia, un procedimiento bastante invasivo, pero se enfoca en el esófago, el estómago y el intestino delgado en lugar del intestino delgado y el recto. También, al igual que la colonoscopia, se usa una cámara larga, delgada y altamente flexible para examinar el tejido, aunque en este caso se utiliza a través de la boca y la garganta en lugar del recto.

La endoscopia superior no se usará en todos los casos en que se detecte una enfermedad del intestino irritable o EII. Se utiliza principalmente cuando el paciente ha mostrado signos de la enfermedad de Crohn, que se puede manifestar en la sección superior del tracto digestivo, así como en el intestino delgado y el recto. Normalmente se usa cuando el paciente, además del dolor abdominal y la diarrea, experimenta malestar estomacal, vómitos y dolor en la parte superior del abdomen.

6. Endoscopia cápsula

Como su nombre indica, la cápsula endoscópica es similar a la endoscopia superior pero implica el uso de una cápsula que en realidad contiene una cámara inalámbrica. Una vez que el paciente consume esta cápsula, las imágenes del sistema digestivo, que incluyen el esófago, el estómago, el intestino delgado y el intestino grueso, se envían a una grabadora que el paciente suele usar. Una vez que la cápsula sale del cuerpo a través de las heces, puede ser utilizada por los médicos para evaluar un diagnóstico de enfermedad del intestino irritable o EII.

En caso de que se encuentre evidencia de EII usando la cápsula endoscópica, los médicos pueden recomendar al paciente que se someta a otra prueba, como la colonoscopia. Si los signos de IBD muestran que el intestino delgado está particularmente inflamado, la siguiente prueba puede ser la sigmoidoscopía flexible.

7. Enteroscopia asistida por globo

La enteroscopia con balón es un tipo de prueba de diagnóstico que se usa cuando otras pruebas, como la cápsula endoscópica, no producen un diagnóstico definitivo con respecto a la enfermedad del intestino irritable o EII.

Implica utilizar un endoscopio conectado a un dispositivo conocido como "sobretubo", que en conjunto puede ayudar al médico a observar más de cerca el intestino delgado. Típicamente, un endoscopio no proporcionará a un médico una visión suficiente de esta área, aunque una cápsula endoscópica puede revelar anomalías que justifiquen un examen posterior.

8. Rayos X

La radiografía estándar ofrece una forma relativamente simple y menos invasiva para determinar si el dolor abdominal de un paciente es el resultado de problemas más graves, como la perforación del colon.

En caso de que se descubra un problema tan grave, los médicos seguirán un curso de acción diferente del que podrían seguir si se detecta una condición asociada con la enfermedad del intestino irritable, como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa. Mientras que la sospecha de EII puede dar lugar a pruebas como la cápsula endoscópica o la colonoscopia, una seria preocupación revelada por los rayos X puede llevar a pasos más dramáticos, como programar la cirugía.

9. Tomografía computarizada (CT)

Si su médico desea más detalles de los que le pueden proporcionar sus rayos X estándar, es posible que le pidan que se someta a una tomografía computarizada o una tomografía computarizada. A diferencia de los rayos X típicos, la tomografía computarizada puede mostrarle a su médico cómo se ve todo el intestino, incluido el estado del tejido que recubre el intestino grueso.

Además de la tomografía computarizada, los médicos pueden usar enterografía por tomografía computarizada, una forma de escaneo aún más nicho que puede proporcionar algunas de las imágenes más claras del intestino delgado actualmente disponibles. Hoy en día, ha eclipsado en gran medida la radiografía de bario en las profesiones médicas centradas en la salud digestiva.

10. Resonancia magnética (MRI)

Probablemente hayas oído hablar de la resonancia magnética o la resonancia magnética, ya que a menudo se discute en relación con las lesiones deportivas que afectan a los atletas profesionales. Una máquina MRI emplea un campo magnético y ondas de radio para proporcionar al médico una imagen clara de los órganos y tejidos de una parte seleccionada del cuerpo.

La ventaja de la MRI es que, a diferencia de una tomografía computarizada o CT, no expone al paciente a ninguna radiación. El inconveniente de la resonancia magnética es que su aplicación es algo limitada, y los médicos la usan principalmente para enfocar su examen en el área alrededor del ano.

11. Cambios en la dieta

Una de las primeras pruebas que realizará un médico para determinar si la enfermedad del intestino irritable o EII es un problema puede implicar una serie de cambios en la dieta. Al eliminar o agregar ciertos alimentos, su médico puede obtener una idea más detallada del problema que causa dolor abdominal o diarrea.

El resultado de estos cambios en la dieta puede ayudar a su médico a determinar el siguiente paso apropiado para el paciente. Si los cambios en la dieta resultan en un alivio de los síntomas más preocupantes, no se requerirán más exámenes.

12. Cambios de estilo

Además de realizar algunos cambios significativos en su dieta, un médico puede recomendarle ciertos ajustes en su estilo de vida antes de pasar a exámenes de diagnóstico más invasivos e involucrados, como la tomografía computarizada o la colonoscopía.

Algunos de estos cambios en el estilo de vida pueden incluir obtener cierto tipo de ejercicio o reducir ciertos comportamientos, como fumar cigarrillos o beber alcohol. Dependiendo de cómo el paciente reacciona a estos cambios, un médico puede desarrollar un plan para proceder con más pruebas.