12 causas médicas para la falta de aliento
La dificultad para respirar, conocida médicamente como disnea, se refiere a la dificultad para respirar y es una queja frecuente que ven muchos médicos. Su aparición puede ser aguda o crónica. Diferentes individuos describen falta de aliento de varias maneras. Las descripciones pueden incluir un ajuste en el pecho, una sensación de asfixia o un elefante sentado en el cofre. Muchas causas de dificultad para respirar son inocentes, como el ejercicio extenuante, las grandes altitudes, los extremos de temperatura y el desacondicionamiento (estar fuera de forma). Con la excepción de los ejemplos anteriores, la falta de aliento probablemente represente un problema médico y debe ser evaluado por un médico.
Aquí hay doce causas de dificultad para respirar ...
1. Neumonía
La neumonía representa una infección del pulmón. Microorganismos como bacterias, virus u hongos pueden ser la causa de la neumonía. Su impacto en los humanos puede ser leve o amenazante para la vida. La neumonía tiende a ser más grave en los extremos de la edad, los niños menores de 2 años y los adultos mayores de 65 años. También tiende a ser más devastador en personas con problemas de salud preexistentes o sistemas inmunes debilitados. Las personas que fuman o abusan del alcohol tienen un mayor riesgo de desarrollar neumonía.
Los síntomas de la neumonía pueden incluir tos, fiebre, dificultad para respirar, fatiga, dolor en el pecho, náuseas, vómitos y diarrea. El diagnóstico de neumonía se puede hacer con una radiografía de tórax. El agente causal se puede determinar con análisis de sangre o análisis de flema. La neumonía puede estar limitada a una parte del pulmón (neumonía lobar) o diseminarse de manera difusa a través de un pulmón (bronconeumonía). Las complicaciones de la neumonía pueden incluir abscesos pulmonares, bacterias en la sangre o acumulación de líquido alrededor de los pulmones.
2. Asma
El asma es una enfermedad pulmonar crónica caracterizada por inflamación y estrechamiento intermitente de las vías respiratorias. La inflamación de las vías respiratorias desencadena la producción de exceso de moco. El endurecimiento de los músculos que rodean las vías respiratorias provoca un estrechamiento de las vías respiratorias o broncoconstricción. Ambos mecanismos producen una disminución del flujo de aire hacia los pulmones. La gravedad del asma puede clasificarse como intermitente, persistente leve, moderada persistente o persistente grave. Las personas en cualquiera de estas categorías pueden experimentar brotes que pueden ser leves, moderados o graves.
Los síntomas del asma pueden incluir tos, sibilancia, dificultad para respirar y opresión en el pecho. El diagnóstico de asma se puede establecer mediante pruebas para medir la función pulmonar. Las pruebas se realizan antes y después de recibir un medicamento para abrir las vías respiratorias (broncodilatador). No hay cura para el asma, pero puede ser manejado de manera efectiva con medicamentos. La mayoría de las personas con asma son medicamentos recetados para alivio rápido y medicamentos para el control a largo plazo de sus síntomas.
3. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
La enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) es una enfermedad pulmonar progresiva que dificulta la entrada y salida del aire de los pulmones. Progresivo se refiere al inicio gradual de los síntomas que tienden a empeorar con el tiempo. Fumar cigarrillos es la causa principal de la EPOC. La enfermedad abarca dos diagnósticos principales: enfisema y bronquitis crónica. La mayoría de las personas tienen componentes de ambos diagnósticos, por lo que se usa el término general EPOC. Los brotes de EPOC pueden ser ocasionales frecuentes.
Los síntomas de la EPOC pueden incluir tos con grandes cantidades de moco, opresión en el pecho, dificultad para respirar, sibilancia, fatiga y pérdida de peso. La enfermedad se puede diagnosticar mediante pruebas para medir la función pulmonar, la radiografía de tórax y el análisis de gases arteriales. No existe una cura para la EPOC, pero los síntomas se pueden controlar de manera efectiva a través del abandono del hábito de fumar y los medicamentos. Las personas con enfermedad grave pueden ser candidatos para la cirugía para reducir el volumen pulmonar o el trasplante de pulmón.
4. Cáncer de pulmón
El cáncer de pulmón representa el crecimiento incontrolado de células anormales en el tejido pulmonar. Es la principal causa de muertes por cáncer en los Estados Unidos. Fumar cigarrillos causa la mayoría del cáncer de pulmón. Hay dos tipos principales de cáncer de pulmón: células no pequeñas (NSCLC) y células pequeñas (SCLC). La mayoría del cáncer de pulmón (85 por ciento) es de células pequeñas e incluye adenocarcinoma, carcinoma de células escamosas y carcinoma de células grandes. El adenocarcinoma es la forma más común de cáncer de pulmón.
Los síntomas del cáncer de pulmón pueden incluir dificultad para respirar, tos persistente, sibilancias, dolor en el pecho, ronquera, tos con sangre, dolor en los huesos y pérdida de peso. El diagnóstico del cáncer de pulmón se puede realizar mediante estudios de imágenes (radiografía de tórax, tomografía computarizada) y la obtención de muestras de tejido por medio de una broncoscopia (utilizando un tubo con luz que se pasa por la garganta hacia los pulmones). El tratamiento puede incluir una o más opciones que incluyen cirugía, quimioterapia o radioterapia.
5. Neumotórax
El neumotórax se refiere a la presencia anormal de aire en el espacio entre el pulmón y la pared torácica. La condición causa el colapso parcial o completo del pulmón. El neumotórax puede ser causado por una lesión en el tórax (roma o penetrante), rotura de ampollas (ampollas en el aire), enfermedad pulmonar o ventilación mecánica (que necesita ayuda para respirar). Las personas que fuman cigarrillos y los diagnosticados con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) o síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) tienen un mayor riesgo de desarrollar neumotórax.
Los síntomas del neumotórax pueden incluir dificultad para respirar, sudoración excesiva y dolor repentino en el pecho. El diagnóstico de la afección se puede realizar con una radiografía de tórax o una tomografía computarizada. El tratamiento puede incluir la observación, la inserción de un tubo torácico para eliminar el aire o una cirugía para sellar la fuga de aire. Las personas diagnosticadas con neumotórax deben evitar los viajes en avión o el buceo en aguas profundas hasta la resolución completa del episodio. La prevención se puede lograr a través del abandono del hábito de fumar en las personas adecuadas.
6. Embolia pulmonar
La embolia pulmonar se define como un coágulo de sangre en los pulmones. El coágulo de sangre causa un bloqueo en una de las arterias pulmonares que irrigan el tejido pulmonar. La causa principal de la embolia pulmonar es la trombosis venosa profunda (TVP), que son coágulos de sangre que se desarrollan en las extremidades inferiores. Los factores de riesgo para el desarrollo de TVP y, por lo tanto, de embolia pulmonar incluyen cáncer, cirugía mayor, fracturas de cadera o pierna, obesidad e inmovilidad prolongada.
Los síntomas de la embolia pulmonar pueden incluir dificultad para respirar, ansiedad, dolor en el pecho, piel húmeda, tos con sangre e hinchazón en la pantorrilla. La embolia pulmonar puede poner en peligro la vida y se considera una emergencia médica. El diagnóstico de la enfermedad a menudo es difícil y puede incluir una serie de pruebas como sangre, radiografía de tórax, tomografía computarizada o resonancia magnética, y angiografía pulmonar (inyección de tinte en las arterias de los pulmones). El tratamiento incluye anticoagulantes para prevenir la formación de nuevos coágulos, mientras que el cuerpo descompone el coágulo original.
7. Anemia
La anemia se define como una deficiencia de glóbulos rojos normales en la sangre. El sangrado, la disminución de la producción o el aumento de la destrucción pueden causar la deficiencia de glóbulos rojos. La función de los glóbulos rojos es transportar oxígeno a las células y tejidos del cuerpo. Los efectos de la anemia pueden ser de leves a severos y su duración puede ser temporal a largo plazo. La anemia por deficiencia de hierro es el tipo más común de anemia.
Los síntomas de la anemia pueden incluir dificultad para respirar, fatiga, mareos, piel pálida y dolor en el pecho. Algunas personas con anemia tienen antojos inusuales de comer hielo, tierra o arcilla, que se denomina pica. La anemia puede diagnosticarse con simples análisis de sangre. La anemia tiene una variedad de causas que pueden incluir sangrado, desnutrición, deficiencia de hierro, enfermedad renal y trastornos genéticos. Cada causa tiene su propio tratamiento específico. La anemia es muy tratable, pero puede ser fatal si no se trata.
8. Insuficiencia cardíaca congestiva
La insuficiencia cardíaca congestiva (ICC) se refiere a la incapacidad del corazón para bombear una cantidad suficiente de sangre para apoyar el funcionamiento adecuado del cuerpo. Puede ser agudo (de corta duración) o crónico (de larga vida). La causa más común de ICC es la enfermedad de la arteria coronaria, que es causada por el estrechamiento y endurecimiento de las arterias que suministran sangre al músculo cardíaco. Otras causas pueden ser ataques al corazón, presión arterial alta, válvulas cardíacas dañadas, enfermedad pulmonar, diabetes y ritmos cardíacos anormales.
Los síntomas de insuficiencia cardíaca congestiva pueden ser dificultad para respirar, fatiga, hinchazón en las extremidades inferiores, tos, dolor en el pecho, aumento repentino de peso y latidos cardíacos rápidos. El diagnóstico se puede hacer con un ecocardiograma, que usa ondas de sonido para producir una imagen del corazón. Es una prueba importante y puede revelar información valiosa sobre el corazón, como su tamaño, la salud de las válvulas y la fracción de eyección (un indicador de la capacidad de bombeo). CHF puede manejarse adecuadamente con medicamentos y cirugía o dispositivos médicos si es necesario.
9. Trastorno de ansiedad generalizada
El trastorno de ansiedad generalizada (TAG) es una afección psiquiátrica caracterizada por ansiedad o preocupación excesiva y continua que interfiere con las actividades de la vida diaria. A menudo se desarrolla gradualmente y los niveles de ansiedad o preocupación pueden fluctuar. El estrés tiende a empeorar el curso de la enfermedad. Nadie sabe realmente la causa de GAD. Los factores de riesgo para GAD pueden ser una personalidad tímida, una historia familiar de TAG y sexo femenino.
Los síntomas de TAG pueden ser preocupación excesiva, dificultad para respirar, irritabilidad, fatiga, problemas para dormir, náuseas, vómitos y diarrea. Un psiquiatra, que está familiarizado con los criterios para GAD como se describe en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales-5ª Edición (DSM-5), puede hacer el diagnóstico. La condición puede manejarse adecuadamente con medicamentos contra la ansiedad y psicoterapia.
10. pleuresía
La pleuresía se define como la inflamación de la pleura, una membrana doble que recubre el interior de la cavidad torácica y rodea los pulmones. También se conoce como pleuritis. Las causas de la pleuritis varían y pueden incluir infecciones, cánceres, insuficiencia cardíaca congestiva, embolia pulmonar, ciertas drogas, neumotórax y enfermedades autoinmunes (artritis reumatoidea, lupus). Una complicación común es la acumulación de exceso de líquido entre las capas de la pleura, llamado derrame pleural.
El síntoma principal de la pleuresía es un dolor agudo en el pecho que empeora con la respiración. Otros síntomas pueden incluir dificultad para respirar, tos, fiebre y dolor en el hombro o la espalda. El diagnóstico es evidente por la presencia de un roce de fricción pleural, que suena como frotar papel de lija sobre una superficie, en el examen con un estetoscopio. Los derrames pleurales pueden diagnosticarse con radiografía de tórax, tomografía computarizada o ecografía. El tratamiento de la pleuresía se centra en la causa subyacente.
11. Sarcoidosis
La sarcoidosis se caracteriza por el crecimiento de granulomas, o grupos de células inflamatorias, en varios órganos del cuerpo humano. La enfermedad puede afectar cualquier órgano, pero más comúnmente afecta los pulmones. La causa exacta de la sarcoidosis es desconocida, pero los investigadores creen que puede ser el resultado de que el sistema inmunológico del cuerpo responda a sustancias extrañas. Los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de desarrollar sarcoidosis incluyen el sexo femenino, el origen afroamericano y los antecedentes familiares de la enfermedad.
Los síntomas de la sarcoidosis pueden incluir tos, dificultad para respirar, sibilancias, fiebre, fatiga, pérdida de peso, dolor en las articulaciones, erupciones cutáneas, dolor en el pecho, convulsiones y pérdida de la visión. La enfermedad puede ser difícil de diagnosticar y puede incluir análisis de sangre, radiografía de tórax, tomografía computarizada y biopsia (una muestra de tejido) para identificar granulomas. No hay cura para la sarcoidosis. Los casos se pueden manejar de manera efectiva con medicamentos diseñados para reducir la inflamación. El trasplante se puede considerar en casos de órganos severamente dañados.
12. Tuberculosis
La tuberculosis (TB) es una enfermedad altamente infecciosa que afecta principalmente a los pulmones. El agente causal es la bacteria Mycobacterium tuberculosis. La bacteria se transmite de una persona a otra a través de pequeñas gotas liberadas al aire a través de la tos y el estornudo. Aunque la TB afecta principalmente a los pulmones, puede afectar a otros órganos, como el cerebro, los riñones o la columna vertebral. Los casos de tuberculosis resistente a los medicamentos están en aumento en todo el mundo.
Las personas con TB latente o inactiva no tienen síntomas. Las personas con TB activa pueden experimentar síntomas como fiebre, fatiga, dificultad para respirar, tos con sangre, sudores nocturnos y pérdida de peso. Se puede usar una simple prueba cutánea para determinar si una persona ha estado expuesta a la TB. Las personas con resultados positivos se derivan a una radiografía de tórax para determinar si tienen TB activa. Las personas con TB latente o inactiva se tratan con un antibiótico durante 9 meses. Las personas con TB activa se tratan con antibióticos múltiples durante 12 o más meses.